domingo, 12 de agosto de 2012

Venezuela: Entre el cambio climático y la seguridad alimentaria


Un país como Venezuela, donde debido  a las políticas gubernamentales se importa buena parte de los alimentos que se consumen, debe estar muy al tanto del movimiento de los precios internacionales y de como el cambio climático afecta estos y además, genera problemas de disponibilidad como escasez.
La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés) señala que existe seguridad alimentaria cuando “todas las personas tienen en todo momento acceso físico y económico a suficientes alimentos inocuos y nutritivos para satisfacer sus necesidades alimenticias y sus preferencias en cuanto a los alimentos a fin de llevar una vida activa y sana’’.

Según la FAO, las regiones más pobres y con los niveles más elevados de hambre crónica, serán las más afectadas por el cambio climático. El ente señala que aunque a nivel mundial el impacto del cambio climático en la producción alimentaria podría ser reducido –al menos hasta 2050-, la distribución de la producción de alimentos tendrá consecuencias importantes para la seguridad alimentaria: los países en desarrollo pueden experimentar un declive de entre el 9 y el 21% de su productividad agrícola total como resultado del calentamiento global. Expertos aseguran que el cambio climático se encuentra entre los principales desafíos de la agricultura para alimentar a la población mundial, que se estima que para 2050 alcance las 9.100 millones de personas.
Se prevé que el cambio climático afecte a los sistemas agrícolas y forestales debido al incremento de las temperaturas, una concentración cada vez más elevada de dióxido de carbono, cambios en el régimen de lluvias y aumento de malezas, plagas y enfermedades. Mientras tanto, a corto plazo se espera que se incrementen fenómenos extremos como sequías, olas de calor, inundaciones y tormentas fuertes.

En el país, la seguridad alimentaria tiene rango constitucional y su explicación se encuentra en el artículo 305 de la Carta Magna. Allí se establece que el Estado promoverá la agricultura sustentable como base estratégica del desarrollo rural integral y que la seguridad alimentaria se alcanzará privilegiando la producción agropecuaria interna, entendiéndose como tal las provenientes de las actividades agrícolas, pecuaria, pesquera y acuícola. Pero, ¿hay seguridad alimentaria en Venezuela?
Analicemos con detenimiento tres de las dimensiones de la seguridad alimentaria descritas al principio:
1.- En el país, comprobado está con la visita de cualquier lector a los supermercados, abastos, bodegas y cualquier otro establecimiento comercial, que no hay disponibilidad de determinados alimentos para cubrir la demanda interna, ni siquiera con las importaciones. El problema se agrava cuando el país se hace demasiado dependiente de las importaciones para cubrir esa demanda, porque se queda entonces a merced de los mercados internacionales, de los problemas climáticos y de las disponibilidades. Los países siempre antes de exportar van a procurar cubrir sus respectivas demandas internas. Entiéndase, Brasil que produce y exporta azúcar, no va a dejar de cubrir su mercado natural, el de los brasileños, para cubrir mercados foráneos. Además, como se mencionó más arriba, los efectos del cambio climático suelen hacer subir los precios lo que se traduce en precios más altos para los venezolanos.
2.- El tema de los recursos. Tal como se mencionó en estas mismas líneas en la edición pasada, un salario nominal elevado no es garantía de que se pueda acceder a la totalidad de alimentos que los venezolanos necesitan para el sostenimiento de la vida. Ya está en vigencia un nuevo salario mínimo, pero ¿realmente le alcanza para acceder a alimentos apropiados?
3.- En cuanto a la estabilidad simplemente pretendo apelar a la memoria de nuestros respetados lectores. ¿Recuerdan ustedes las temporadas en las que no se conseguía leche en polvo o cuando los cortes de carne de primera empezaron a desaparecer de los grandes supermercados? Saque su propia conclusión.
Lo que sí es cierto es que una disminución de la dependencia de la importación de alimentos, puede protegernos de eventuales choques en los mercados mundiales que afecten los precios y la estabilidad de los suministros, por lo cual, es esencial el uso de la fórmula menos más: Menos importaciones, más producción nacional. No sólo por el tema de comer productos hechos aquí, sino porque las consecuencias económicas pueden ser muy favorables, entre ellas, nuevos empleos y aumento del consumo.
http://revistaeconomicadevenezuela.blogspot.com/2012/05/venezuela-entre-el-cambio-climatico-y.html

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